domingo, 5 de febrero de 2023

¿Habremos llegado a una Postfilosofía? Un atisbo a la Naturaleza Humana y el Transhumanismo

Autores como Nietzsche, Heidegger, Gadamer, Foucault, Ricoeur, entre otros (citados en Zaá, 2023), hacen referencia a una “narrativa científica”, la que se puede comprender como la perspectiva que se tiene en realidad sobre la filosofía. Una filosofía del mundo de la vida, del entretejido de conocimientos, de las relaciones ineludibles, singulares, irrepetibles, inverificables, así como de la experiencia de lo vivido; que no tiene que ver con las cuantificaciones o experimentos en laboratorio, sino con aquella que está ligada a la narratividad del que asume el pensamiento. De acuerdo a ello, la teoría del conocimiento resulta ya no en algo preestablecido, pues en todo caso, en algo que se inventa, proyecta y construye, pues en la actualidad se manifiestan relatos, narraciones e interpretaciones, frente a las verdades metafísicas. Por lo que Nietzsche manifestaba que solo hay interpretaciones de los hechos y según ello, el mundo puede ser explicado de maneras muy diferentes, pues tiene muchos sentidos o perspectivas.

Siguiendo la noción de Nietzsche y la referencia planteada por los demás autores, es importante comprender que dentro de la Filosofía, aquella entendida como el conjunto de reflexiones sobre la esencia, las propiedades, las causas y los efectos de las cosas naturales, el hombre, el universo y el conocimiento en general, ya no hay nada estable, definitivo o permanente, ya no se tienen reglas de un mundo esencial, ya no hay referentes, ni substancia, ni causalidad, ni identidad; pues todo queda enmarcado dentro de la interpretación y la narratividad del sujeto cognoscente, dentro de un entretejido complejo. La filosofía que hasta el momento ha permitido conocer y dar respuestas para la comprensión del mundo, queda ya enterrada ante los conocimientos que surgen de las ciencias y las técnicas, en esa precisamente “era técnica” denominada así por Martin Heidegger, en la que se desarrolla el mundo actual. Heidegger hacía referencia a que se necesitaría un tipo de Dios, que permita dar las pautas para entender los eventos que se vienen sucediendo, pues la filosofía tradicional no encuentra respuestas para ello.

Ante esta situación se presenta del mismo modo, la propia naturaleza humana, que depende de una cultura que en muchos sentidos crea estándares y convenciones a los que todos se adhieren. Estas convenciones suelen expresarse en términos de opuestos: bien y mal, bello y feo, doloroso y placentero, racional e irracional, intelectual y sensual. Creer en esos opuestos da al mundo una sensación de cohesión y comodidad. Imaginar que algo puede ser intelectual y sensual, placentero y doloroso, real e irreal, bueno y malo, masculino y femenino, es demasiado caótico e inquietante. La vida, sin embargo, es más fluida y compleja, pues los deseos y experiencias no son contemplados en esas nítidas categorías.

Por otro lado, tal a como hacía referencia Thomas Hobbes y de acuerdo a las características que se manifiestan en la actualidad, el humano llega a considerarse como esencialmente individualista y egoísta, antes de ser un ser sociable. Su estado natural se torna guerrera contra todo aquel que interfiera su bienestar y goce. En ese propósito los hombres que se encuentran en una posición privilegiada, instituyen en la sociedad la necesidad de poder y fuerza que absorbe los derechos y las libertades de los demás. Se puede comprender que estas características humanas surgen a partir de las condiciones que denota la actividad humana en relación a las demandas sociales y la cada vez más imperante necesidad de alcanzar los objetivos rápidamente y/o de la manera más sencilla. En este hecho tiene bastante repercusión las implicancias de la tecnología y la ciencia, las cuales permiten descubrir modos y formas más convenientes a los intereses de la humanidad.

Ante todas esas circunstancias, la filosofía sobre la naturaleza humana deberá prever con seguridad, un sin número de ambigüedades, para tratar de explicar la complejidad y el caos que implica comprender todos estos menesteres, pues en una misma naturaleza, pueden tener lugar aspectos contrapuestos, como dos tipos de morales, a las que Nietzsche refería como una moral del “señor de sí mismo” y una “moral de rebaño”. En la primera, bien y mal equivalen a noble y despreciable y como parte de ello se rechaza o considera como malo, todo aquello que denote debilidad; y por bueno, todo aquello basado en la fe a uno mismo y/o el orgullo propio. Por el contrario, es en la moral de rebaño que se considera como bueno, las cualidades que denotan debilidad, como una manera de hacer llevadera una condición de obediencia y critica del orgullo y la fortaleza. En ese entendido, el modo de actuar del humano en la actualidad viene gobernado por las condiciones que le denota su entorno, entre el bien y el mal, y través de ellos. Por lo que la esencia de las cosas se funde con los propósitos y anhelos humanos y esto da lugar a nuevas perspectivas de entendimiento, para las cuales la filosofía tradicional deja de tener una explicación convincente y surge así una nueva concepción de humano, el “posthumano”.

A partir de la perspectiva del posthumano se abordan los rasgos del estilo de pensamiento postmoderno, desencadenado por la industria cultural, tecnológico y científico de este tiempo, donde se promueve un arte descentrado, sin profundidad, vago a la hora de comprometerse con la verdad, poco objetivo, ecléctico, que acaba con las fronteras del conocimiento y las culturas, así como de lo real y lo irreal. Entre esos rasgos surge el transhumanismo, una corriente de pensamiento que en su concepción mas radical es definida como una tendencia tecnológica y de pensamiento hacia el futuro “[…] que no acepta las tradicionales limitaciones del ser humano como las enfermedades, la muerte y otras deficiencias de la biología” (Maherl, 2008). Ante esta definición, de manera crítica y más conservadora, Fukuyama (2008), al considerar el transhumanismo como un movimiento de liberación que degrada la dignidad humana, manifiesta:

A pesar de nuestros defectos visibles, los humanos somos productos milagrosamente complejos, derivados de un largo proceso evolutivo; unos productos en los que el todo es mucho más que la suma de las partes… pretender modificar cualquiera de nuestros rasgos fundamentales, entraña modificar un conjunto complejo e interrelacionado de características y particularidades que nunca podremos predecir el resultado final. (p, 8).

En relación a estas perspectivas sobre el transhumanismo, Balza (2021) aborda su concepción, a partir de la noción de transmodernidad cultural, concebida como una fase extendida de la postmodernidad cultural, cuya característica fundamental es la eclosión y circulación de los flujos de información y la hegemonía de la tecno cultura en todos los ambitos de las dinámicas humanas. Por lo que la transmodernidad cultural encierra en si misma un correlato epistémico, “[…] que representa una categoría gnoseológica histórica la cual congrega múltiples significados, connotaciones y perspectivas respecto al impacto que tiene hoy en todas las esferas de la vida de los seres humanos del planeta” (p. 5). Es así que encarna una profunda revolución de los signos de los tiempos, que deviene en un transhumanismo transicional y licencioso, fundamentado en la racionalidad tecnológica, la micro logia y la ingeniería meca trónica. De modo que lo “transmoderno” se transparenta en la conquista del cyber espacio, la convivencia de una sociedad en redes y la revelación de la inteligencia artificial como un paso potencial para la evolución hacia el post humanismo.

De acuerdo a lo señalado por Balza, los hechos que surgen en la actualidad en relación a la ciencia y la tecnología, que entre las cosas negativas viene denotando en ciertos casos, la deshumanización de la raza humana; y en consonancia con la propia perspectiva sobre el transhumanismo, se hace pues necesario reflexionar a profundidad acerca de este tema, para repensar vertientes emergentes de esta “corriente de pensamiento” de forma que se torne de naturaleza ecológica, ecosistémica y transfiguracional, desde una lógica científica diferenciada, que propugne el desarrollo de la hominización, es decir, educar la condición humana y valorar la dimensión antro poética del conocimiento. Se considera, por tanto, que es esa la perspectiva de una filosofía en la actualidad, aquella que constituye los pilares del conocimiento o del entendimiento para comprender el entretejido complejo de objetos, sucesos y eventos, que emergen vertiginosamente a causa de los cambios impredecibles de la ciencia y la tecnología y su efecto sobre la naturaleza humana. Es así que se considera que la perspectiva planteada invoca a la noción de una “postfilosofía”.

Referencias


Balza, A (2020). La Transcomplejidad. Una Transepistemologia para la Comprensión Holística del Ser Humano. EAE, Mauritius.

Balza, A (2021). Transmodernidad Cultural y Transhumanismo Tecnológico. Una Reflexión Transcompleja acerca de los Signos de una Nueva Era Civilizacional.

Fukuyama, F (2008). Las Ideas más Peligrosas del Mundo: El Transhumanismo. Foreign policy.

Maherl, L (2008). Tendencias Tecnológicas, ¿Que es el Transhumanismo?. Disponible en: http://www/cibersociedad.wordpress.com/2007/07/10 ¿Que es el Transhumanismo?

Rodríguez, M (2011). La Transmodernidad, Un Nuevo Paradigma. Disponible en: http// www/escholarsip.org

Zaá, J. R. M. (2023). Reflexiones Filosóficas Transcomplejas. [Diapositiva PowerPoint].

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